EL PERDON
«Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia» Papa Francisco
En relación a lo anterior, las consecuencias del pecado son la lejanía de Dios, el remordimiento, el aumento de las dificultades en el camino de la vida debido a la falta de la presencia de Dios, entre otras. Esto nos lleva a la importancia por parte del individuo del arrepentimiento, y la búsqueda de la salvación en Dios a través del perdón y la remisión de los pecados.
¿Qué es el perdón de Dios? Consiste en perdonar o disculpar a alguien de la culpa por una ofensa o delito. Las Escrituras se refieren al perdón de dos formas. El Señor nos manda arrepentirnos de nuestros pecados y procurar su perdón. También nos manda perdonar a los que nos ofendan o hagan daño. El perdón salva, es un elemento sin el cual no hay salvación del alma, por ello el perdón es la puerta a la VIDA ETERNA, porque significa re-establecer la vida en Dios.
Sin perdón no hay salvación, puesto que sin perdón no podemos experimentar la Resurrección, y sin Resurrección no podemos vivir la VIDA ETERNA, LA VIDA EN DIOS. Sin perdón, tampoco es posible la felicidad con uno mismo y con los demás. Sin el perdón no podemos experimentar la gracia de Dios, y para ser perdonados, debemos perdonar. La VIDA ETERNA es la vida del perdón de Dios la vida del perdón en Dios.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; “ mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:14–15).
“Debemos perdonar siempre, recordando que nosotros mismos hemos necesitado el perdón. Tenemos necesidad de ser perdonados mucho más a menudo que de perdonar” San Juan Pablo II
